Santiago Ramón y Cajal en Valencia
Santiago Ramón y Cajal (1852-1934) vivió desde 1884 hasta 1887 en Valencia, siendo titular de la cátedra de Anatomía de la Facultad de Medicina de Valencia. Los recuerdos de esta época loa narra en sus memorias "Recuerdos de mi Vida" (Tomo-I y Tomo-II)
Santiago fue un inquieto visitante de la ciudad de Valencia (La Atenas española) y junto al Gaster Club (sociedad gastronómico deportiva a la que también pertenecieron Josep Rodrigo i Pertegàs, Pedro Chiarri Llobregat, Vicente Guillen Marco, el naturista José Arévalo Baca, Narciso Loras Lucia, Prudencio Solís y Miguel, el matemático Miguel Marzal Bertomeu o Marsal, Soto, Rodrigo, E. Alabern, F. Peset, Gaspar, Nogueroles, Castro, etc. que hoy nos suenan a nombres de calles de la ciudad ) exploró sus alrededores.
Rápidamente se integró en la vida cultural de la ciudad haciendo socio del Casino Agricola (En la calle de la Paz de Valencia) donde coincidió con intelectuales de la época como el naturista Arévalo Vaca y el joven doctor Peset, y del Ateneo Mercantil (En la Calle Cabanilles y en la actualidad en la plaza del Ayuntamiento).
“Y así, de paella en paella, y siempre en amena y cordial compañía, visitamos todos los rincones atrayentes de la comarca levantina. Sagunto, Castellón, Játiva, Sueca, Cullera, el Desierto de las Palmas, Burjasot, La Albufera, Gandía, las sierras del Monduber y Espadán, etc., desfilaron sucesivamente por el objetivo de mi Kodak”
El Gaster Club de excursión por la Albufera de Valencia.
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Anuncio de paellas (Sartenes Martillo Modelo Valenciano) Diario de Valencia - Año X Número 3125 - 1920 enero 1 |
Prosper Mérimée (1803-1870) ya hablaba del arroz a la valenciana "riz à la valencienne" tras su viaje de 1930.
Un hecho notable, que cobra actualidad en estos días, fue la epidemia de cólera de 1885 que llenó los hospitales de coléricos (Hospital de San Pablo) y los cementerios de fallecidos.
Sobre las medidas preventivas
“Como de costumbre, reinaban entre los médicos la contradicción y la duda. Los viejos galenos, recelosos de toda novedad, ateníanse, en teoría, á la doctrina clásica de los miasmas, y, en el orden práctico, al inevitable láudano de Sydenham (preparado a base de alcohol, especias y opio). Los creyentes en el microbio, jóvenes en su mayoría, recomendaban hervir el agua potable y no ingerir alimento ni bebida que no hubiera sufrido cocción preliminar. ”
Sobre las vacunas
“Como siempre, mostrose en el debate ese dualismo irreductible de viejos y jóvenes, de misoneistas y filoneistas. Para los primeros, la vacuna constituía deplorable error científico, cuando no industrial negocio de mal género (Entre ellos el Doctor Moliner - Francisco Moliner Nicolás, lo cual no fue mancha para que se le dedicara monumento en la Alameda); los segundos se entusiasmaron con la iniciativa del médico tortosino (Doctor Ferran - Jaime Ferrán y Clúa descubridor de una vacuna contra el cólera), cuyos talentos y laboriosidad pusieron en las nubes. ”
Han pasado unos 150 años y se repiten las posturas ante una epidemia, no hemos madurado suficiente como sociedad.
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